Escritura: Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de barro, purificada siete veces. Salmo 12:6
Pensamiento: Mucha gente quizás esta familiarizado con el dicho infantil, “Palos y piedras romperán mis huesos pero palabras jamás me herirán.” Como niños decíamos esto cada ves que alguien se burlaba de nosotros. Si puedes recordar una ocasión como niño cuando dijiste ese dicho, quizás recordarás que las palabras sí te hirieron. Es más, a veces las palabras duelen mas que palos y piedras porque las heridas causadas por palabras pueden tener un efecto de por vida en nuestros corazones. Eventualmente las heridas físicas sanarán.
Quizás has sido herido por las palabras de alguien en contra ti. Quizás tu corazón ha sido herido hasta el punto que te descuidaste y permitiste que entrara y tomara raíz la amargura, el enojo y la tristeza. Y quizás hasta has caído en la trampa de planificar silenciosamente como mejor contratacar. Pero hoy, mi amigo, quiero que sepas que tú tienes control de lo que permites entrar a tu corazón. En ves de pensar en esas palabras que se te dijeron, que de hecho pueden enfermarte, ¿Por qué no abrir la Biblia y llenarte de la Palabra de Dios? Llénate con Sus palabras que son puras y verdaderas.
La Palabra de Dios te dará la fuerza y la habilidad para tomar el ejemplo del ganando Brahma. Esta clase de toro tiene una corcova en su espalda que contiene un depósito de grasa que actúa como un mecanismo de supervivencia. Se cree que esta corcova fue desarrollada después de siglos de escasez de comida y agua. La corcova secreta una substancia aceitosa que le ayuda a combatir a las moscas.
Lo interesante es que esta secreción también es activada cuando el toro se siente amenazado. Si es atacado por otro animal, su piel, ha de ser sido cubierto por este aceite y el impacto de cualquier ataque será resbaloso e inefectivo. ¡Pues la Palabra de Dios hace lo mismo! Nos cubre de una unción especial que cuando estos ataques vienen, sabremos como dejarlos resbalar. La Palabra de Dios no solo ayuda a sanar las heridas en tu corazón, pero ayudará aumentar tu fe y confianza en el Señor.
Confía que Dios ha escuchado lo que se te fue dicho; Él no es ni sordo ni ciego. El Señor dijo en el Salmo 12:5, “Por la opresión de los pobres, por el gemido de los necesitados, ahora me levantaré; pondré a salvo al que por ello suspira.” Deja la situación en las manos de Dios y Él enderezará todas las cosas. No permitas que la amargura bloquee que tus palabras de oración lleguen al trono de Dios y aguantar tus bendiciones. En vez, ora por aquellos que te hirieron y permite que el perdón restaure tu ser. Y si fuiste tu el que repartió palabras negativas, arrepiéntete ante Dios y pídele perdón a esa persona. Deja que tu corazón y tus palabras sean puras como el corazón y las palabras de nuestro Señor.
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