Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: !Ah, señor mío! ¿qué haremos? El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo. 2 Reyes 6:15-17.
¿Alguna vez te has sentido que quieres acercarte más a Dios pero tienes miedo por el ataque inminente del enemigo que sabes que va a venir? Sabes que tienes que buscarlo pero siempre has escuchado que mientras más te acercas a Dios más el enemigo quiere atacar. Tristemente, dejamos que estos temores y emociones paren nuestro crecimiento espiritual. O tal vez tu situación sea diferente. Tal vez estás enfrentando dificultades en el trabajo, la escuela o hasta en tu hogar. Muchas veces las circunstancias que nos rodean nos hacen sentir como si estuviéramos totalmente solos. Estamos llenos de temor, confusión y nuestras mentes están constantemente pensando, “nadie entiende”, “nadie está ahí para mí”, “a nadie le importa.”
Pues Dios quiere que tú sepas que tú no estás solo. No hay necesidad para temer cualquier ataque del enemigo porque los que están con nosotros lo superan en número. Aunque tal vez nuestros ojos no lo ven, hay un verdadero reino espiritual que nos rodea y en el existe una batalla constante entre el bien y el mal. Puede ser que tu ya estas al tanto de esto, pero tenemos que ser recordados de vez en cuando para ser animados a confrontar lo que venga. Así como Elías oró para que los ojos de su siervo fuesen abiertos cuando el siervo se llenó de pánico, nosotros también debemos orar para que nuestros ojos sean abiertos para que podamos ver que hay más en nuestro lado que en el del enemigo. La Palabra de Dios dice en Romanos 8:30,…”Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Nada puede pararse en contra de la protección y cobertura que Dios ofrece a aquellos quien les ama. ¡Así que anímate y párate firme! ¡Ponte tu escudo de fe! Entonces vete a tu lugar secreto y búscale fervientemente y sin miedo. Sepa que hay carros de fuego que están esperando batallar por ti. ¡Tú definitivamente no estás solo!
“Señor gracias por tu protección. Gracias porque yo sé que no estoy solo. Aumenta mi fe y lléname con el deseo de buscarte. Espérame en mi lugar secreto y dame la sabiduría que necesito para confrontar mi enemigo y cualquier situación que pueda venir en mi camino. Yo oro en el nombre de Jesús, amen.”
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