1 Samuel 3:10, “Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye.”
¿Has estado orando por aquella petición especial o la respuesta que te sacará de esa prueba o dificultad que te atrapa? ¿Te preguntas si aún esta escuchando? ¿Te has preguntado si Dios todavía habla hoy?
Muchas personas hoy se frustran y se preguntan ¿por qué Dios no lo escucha; por qué no contesta sus oraciones? ¡Bien, ciertamente Dios todavía habla hoy! El problema es que nos olvidamos que la comunicación efectiva requiere que uno hable y escuche, no sólo uno u el otro. Nos perdemos en nuestros problemas, nuestra pena, nuestras preocupaciones y llegamos a enrollarnos tanto en las mismas peticiones una y otra vez que nos olvidamos de prestar atención.
Cuando el profeta Samuel fue un joven chico, el Señor lo llamó mientras dormía. Al principio pensó que era su maestro, Elí quien lo llamaba pero Elí le decía que se volviera a acostar. Por último, a la tercera vez, Elí se dio cuenta de que era el Señor quien llamaba a Samuel y le instruyó a Samuel cómo contestar. Es interesante que Dios sólo le diera su mensaje a Samuel cuando Samuel hizo evidente que estaba listo y preparado para escuchar. El contestó, “Habla, que tu siervo oye.” Mi pregunta para ti hoy es, “¿Estas escuchando?” Puede que Dios te ha revelado la respuesta que buscas en el sermón del domingo pasado, o quizás en la Palabra que leíste esta mañana, pero ¿estas escuchando? Toma tiempo y da un paso atrás, pasa tiempo en oración y adoración. Abre tus ojos y oídos espirituales y espera el susurro de Dios. ¡Cuando estas escuchando, vas a reconocer Su voz!
Ora… “Señor, perdona mi ansiedad, mi frustración y duda. Sé que me oyes. Ayúdame ahora a escuchar y reconocer Tu voz en Tu palabra, pero sobre todo, ayúdame a obedecer tu dirección. En el nombre de Jesús te pido ahora, ¡habla, que tu siervo oye! Amen.”
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